miércoles, 8 de agosto de 2012

EL BARCO FANTASMA



El 15 de noviembre de 1872 la goleta británica Dei Gratia divisaron a la deriva el buque Mary Celeste.

En el Mary Celeste no había nadie. Por no haber no había ni animales, hecho frecuente en cualquier embarcación de la época.Todo estaba en su sitio, meticulosamente colocado. En la despensa habia de todo, desde agua hasta abundantes víveres. En las bodegas quedaba un cargamento cercano a los dos mil barriles de alcohol bruto valorados en cincuenta mil dólares de la época, y el bote de salvamento no había sido utilizado porque pendía en su lugar correspondiente. Unas pequeñas manchas de sangre en cubierta apenas de importancia. La última anotación en la bitácora decía lo siguiente: «25 de noviembre, once de la mañana, 36 grados de latitud norte, 27 grados de latitud oeste, buen tiempo». Pero un poco más adelante el capitán había comenzado a escribir algo tan absurdo como: «Extraño, querida...» Cuando avistaron al Mary Celeste, este se hallaba a más de seiscientos kilómetros al oeste de su rumbo correcto.

Fue remolcado al puerto de Trafalgar. Comenzaron las indagaciones e investigaciones de las posibles causas que pudieran haberse hecho desaparecer a toda una tripulación entera. Tras muchas deliberaciones se llegó a la conclusión de que, tal y donde se habían encontrado ambos barcos y los vientos y corrientes marítimas que se dan por esos lares, «alguien debió gobernar el Mary Celeste durante varios días a partir de las últimas anotaciones del diario de bitácora». Las minuciosas investigaciones del almirantazgo británico no hallaron solución al misterio. Se pudo obtener información añadida, de tal forma que el Mary Celeste figuraba inscrito en el registro de la firma «Lloyd» como un bergantín de 206 toneladas, matriculado en Nueva York. Cuando navegaba rumbo a Génova, último trayecto conocido de la nave, llevaba diez personas a bordo entre los que se encontraban el capitán de goleta Briggs, su esposa Sarah, su hija Sophia y siete personas más -que se supone eran marineros- de los cuales nunca más se supo.

A falta de una respuesta definitiva, la versión que se ofreció a la prensa fue que la tripulación, embriagada por culpa del cargamento que portaba en su vientre el Mary Celeste, asesinó al capitán y su familia y, asustados por las consecuencias de tan atroces crímenes, se las ingeniaron para huir. Versión absurda, desde luego, si se tiene en cuenta que las lanchas de salvamento estaban en su sitio y no se hallaron signos de violencia; por el contrario, estaba todo tan pulcro que parecía mentira que fuera un barco mercante.

El Mary Celeste naufragó un año después frente a las costas de Terranova arrastrando consigo a toda la tripulación hasta el fondo del mar.

Cuento que leí hace tiempo.
Esta mañana me acordé de él y sigue intrigándome.
Tenía el vago recuerdo de que uno de los remos estaba roto, pero las manchas de sangre y el "Extraño, querida" de la Bitácora los recuerdo.
¿Qué pasó?

Capitán Biggs y su familia.



















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